Si tus manos, como consecuencia del trabajo diario, se resecan y son ásperas al tacto, puedes intentar suavizarlas sumergiéndolas en agua caliente con sal durante algunos minutos, luego secarlas y untarlas con una yema de huevo mezclada con dos cucharadas de aceite. Una vez que esta mezcla se seca se debe enjuagar con agua tibia.
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